viernes, 31 de mayo de 2013

En lo que dura un cigarro


En lo que dura un cigarro

Entre estas cuatro paredes de ortigas de acero
La mañana sigue siendo demasiado tarde.
Me escondo en las sombras despeinadas del florero.
Pacto, entre caras largas, la razón más cobarde,
Pero mentiría si dijese que algo espero.

He vuelto a traficar humo, a fumar sin sentido.
Mis oscuros pulmones imploran un respiro
Que no consigo comprender entre tanto ruido.
Ahora busco entre cenizas ese suspiro
Que ensució el papel con la bilis de un latido.

Me he inventado algún amor por quitarle gravedad;
Pensarte sin remedio hablando siempre de los dos
Y mientras yo de cuerpo presente con mi ansiedad.
Exculpo a la culpa entre palabras sin apodos,
En las miradas perdidas por cualquier soledad.

No soy digno ni de repulsa ni de compasión.
Algunas veces intento aferrarme a las horas,
Pero eternamente pierdo la enésima ocasión.
En mis sienes libro guerras de ideas invasoras.
Y sin tenerla, puedo perder toda la ilusión.

Del futuro solo espero que llegue apático.
Frecuentemente, blasfemo a Dios por impotencia,
Pero no pierdo la fe en extinguir este pánico
Que nubla de paisajes mi letal indiferencia.
Soy un algo como eterno, pero sin lo básico.

Hay días que alargaría por morir en verso.
Otros, por contra, los fusilaría conmigo.
Me amparo en pleitos líricos, pero no converso.
Huyo en la batalla, pero me ahogo en mi ombligo;
Y todo es inmenso con respecto al universo.

Naufragué por las aceras en noches de gloria
Y he soñado mil veces en una misma herida.
Nunca he dejado de ser la maldita escoria
En que me convertí el día que llegué a la vida,
Y sin saber el cómo ni el porqué, ya soy historia.

Ahora rastreo por esta maldita entidad
Un mundo artificial en que forjar ese tiempo
Que prefiera mi verdad a la realidad,
Pero como siempre, existe cierto contratiempo:
Una palabra, un sitio, un gesto de complicidad…

Ni soy un poeta ni el protagonista de nada.
Más bien soy lo más próximo y cercano a un idiota.
Suelo perderlo todo en una ambigua mirada
Y entre arduas mentiras, justificar la derrota.
Y si no hay soluciones, pues otra y otra calada.

Guarnezco mis pesadillas entre poesía:
Destrozo y trituro en mis inquisidoras sienes
Cada rastro de tormenta de esta travesía.
Rumio verbos consumados a saber por quiénes
Y con rabia y pena, retrato hipocresía.

Me alivio con la luna y paseo las esquinas.
Arrastro besos acuchillados de mentiras
Y me desnudo ante las hijas de mis vecinas.
Pero todo es una elegía con tantas miras
Que hasta al gran infinito le sobran las cortinas.  

jueves, 9 de mayo de 2013

Poesía

 
Poesía

Es como una guerra que libro en mis entrañas,
Igual que una duda que te estruja los nervios.
Ese otro lado que se extirpa las legañas
Y despereza del letargo conformista
Donde ganan siempre las sucias alimañas.

El tachón en lo que se cree modélico,
En aquello irrefutable para la duda.
Se trata de romper lo paradigmático,
De despedazar eso que es sin apenas ser.
La vida no es más que un impulso linfático.

Intento hablarte de la pólvora en las sienes,
De como arden los jardines babilónicos
Bajo sábanas donde se funden los bienes.
El peso en las huellas, la rabia en la palabra,
Formas tangibles de saber de dónde vienes.

Es como el acero entre las carnes pueriles,
Igual que el aire que aliena los cabellos: libre.
Ese otro lado que besa el tendón de Aquiles
Y conquista abriles en ajados otoños
Donde florecen rosas entre airados fusiles.

martes, 7 de mayo de 2013

Arquitectura emocional



Arquitectura emocional

Las aceras esculpen la culpa de mis huellas.
Veo borrachos que blasfeman entre la niebla,
Con ojos que arrasan el eco de las estrellas
Y enturbian la calma con su etílica tiniebla.


Una princesa reza su miseria de carmín
Junto a la luna, a la sombra de una negra esquina.
Algunas pupilas bajan hasta los infiernos
Y pagan el pasaje con recetas y cocaína.


Algunos soplan la caspa del horizonte
Con los Alpes descendiendo por sus arterias.
Otros roban entre mentiras a Caronte
Un hálito oculto de pasiones binarias.


El cielo queda tan lejos como una sonrisa.
Eso del paraíso es otra historia de cuento.
Miradas de plomo reverberan en la prisa
Y el amor no deja de ser un tanto por ciento.


Los milagros son rachas de viento por tu pelo.
Si tengo fe en algo, es en aquello que no existe,
En ese humo blanco que moldeo con mi mente
Y extrapolo a cualquier caricia que se despiste.


Un dios titiritero manipula los hilos.
Un dios con nombre de razón, sentido o pánico:
Razón de seguir cada mañana en asilos,
Sentido de nada y pánico a lo crítico.


La farsa aduce a las existencias constantes,
Como el gemido tácito de las ventanas.
Y la verdad fondea en costas implorantes
Que naufragan al alba todas las mañanas.