viernes, 29 de noviembre de 2013

Es un silencio atroz.



Es un silencio atroz



Es un silencio atroz.
Un silencio cargado de memoria.
Como un rompeolas en la noche:
No comprendo el porqué,
Pero existe y duele.

No es Sinatra en Las Vegas
Ni Mussolini paseando por Roma,
Es una herida aún mayor.
Un siete de sentimientos encontrados
Y ráfagas ahogadas de lamentos.

Antes era un beso en el horizonte,
Una mirada en la oscuridad,
El vía crucis de tu cuerpo y el mío
Pecando en cada caída,
Buscando el paraíso en el suelo
Y haciendo del infierno un deseo.

Antes ya es demasiado para hoy.
Ejerzo mi derecho al futuro,
A incinerar mis archivos desclasificados
Y velar las fotos del verano.

El presente no es un objetivo,
Por desgracia es mi vida.

La soledad de las dos de la mañana,
De las dudas de mis convicciones
O del cenicero atestado de suspiros,
Me muerde en los pulmones
Y me devora la garganta.

Avanza el tiempo y la quietud me inunda.
Se abraza a mis sueños la sombra.
La desazón bebe de mis ojos:
Es un rico pozo de fracasos mi pupila.

Los motivos divergen entre Quijotes y Richelieus.
Otras veces mi ceguera lúcida
Traza el camino hacia el Sena
Y en la rayuela dejo pasar mi turno.
Creo que mi Gestapo interior sabe ya quién soy.
No seguiré buscando Macondo
En los corredores de los hospitales,
Seguiré siendo un Robinson en las aceras.
Algún día, sé que este sueño debe despertar.