martes, 24 de mayo de 2011

Mi guerra



Mi guerra
Hoy quiero dejar huella de tus artes,
Quiero que recuerdes lo que fue tu pulpa:
Sombras de pólvora, cristianos baluartes,
Y Libertades desiertas sin disculpa.

Te recuerdo embutida en cenizos besos
Y el cráneo acribillado por las ideas;
Furcia de los nortes y cama de huesos,
Iglesia mancillada de imágenes ateas.

Ebrios ríos de adiós y Pilar de sitios,
Florecientes castaños de secas ramas,
Negra carne infecta de miles de adverbios,
Yugo en columna de árabes amalgamas.

Enfermas naves por caribeños puertos,
Furia y sol a la sombra de unas palmeras.
¡Ay! Mi Malinche rellena de agrios muertos
Y Yara sangrando entre dulces habaneras.

Barcos de tristes maravillas marchitas,
Revolución de alzamientos militares,
Reinas promiscuas, Alfonsos de mil citas
Y voces llenas de lágrimas juglares.

Un cielo rayado por pastos de hormigón
Y calles infectadas por tristeza y humo.
Trajes que desnudan a un ilustre ladrón;
De desayuno: corrupción con un zumo.

Así son las raíces de mis cimientos,
La órbita despejada de mis miradas,
Las guerras de ideas libres de argumentos
Y mares desprovistos de marejadas.

viernes, 20 de mayo de 2011

Dando la Lata.



Dando la Lata.

Y gira, gira y da vueltas, vueltas y vueltas,
Su vacua sonoridad destroza el silencio
De las entristecidas ventanas revueltas
Y ahoga el crepitar enfermizo del juicio.

¡Ay! desnudando tus férreas caderas,
Dejando el color de tus herrumbradas carnes
Por los agotados poros de las aceras.

Juegas con el enfado dulce de las noches,
Haces silbar por entre tus huesos el cielo.
Tiemblas, te arrullas en el rugir de los coches
Que desgarran los susurros de terciopelo.

La agotada hojarasca se engalana al verte,
Se revuelve, se esparce por entre el aire,
Y Baila vestida de carmín color muerte.

En tu boca el sabor maldito de otros labios,
De unas garras que arrasaron la virginidad…
 Y giras, desterrada a la sección de efluvios
Refrescantes de las basuras de la ciudad.

Hilarantes espinas afrontan la escarcha
Que acompaña a la agria soledad del asfalto
Donde las sombras preparan su estéril marcha.
Erra valiente, si, que no te pare nadie,
Que nadie te diga que hacer, que no, ni nada.
Desnuda tu coraza, da igual que ella te odie,
Tu carne es del aroma que habita en la azada.

Y no te detengas, rueda y no pares jamás;
Haz marchitar el batir de la enferma plata,
El dolor tejido en las heridas de mamás.

Mañana es tu horizonte, el presente la verdad.
Escapas, busco, pero no está tu sonido
Abrupto que azota a la arrogante saciedad
De sujetos inertes y sin apellido.

Los árboles susurran su nocturna canción
Y a lo lejos alguien hace arder la mañana,
¡Silencio! ¡Callad!... Es ella, y ha vuelto a su nación.


viernes, 13 de mayo de 2011

Amanece y todo a mí alrededor es escarcha.


Amanece y todo a mí alrededor es escarcha

Amanece y todo a mí alrededor es escarcha,
Una olímpica copa ebria de noche, borracha.
Una coraza de nimbos llena de lágrimas,
Amenaza con aplastar con su mar las calles,
Las sábanas afónicas de furtivas rimas,
Las farolas, el sol de las pupilas, los valles…

En el cristal, el vaho recorre mi retina,
Vítreo recuerdo que agoniza en naftalina,
Y esparce la furia cansada de mi pasado,
De mis huesos roídos por putrefactos besos,
De rubias espuelas ceñidas a mi costado,
Sangrante, herido de oscuros rincones traviesos.

¡Ay! Que dolor de enardecida sangre de inverno,
De este instante tan gastado de destino eterno.
Las nubes ya entonan sus solemnes melodías:
Maltrechos relámpagos, negros truenos vibrantes
 Y un llanto de sudor en celo por mis encías…
Este eterno ahora, me recuerda el último antes.

Se desmoronan las caricias, las madrugadas,
El dolor oculto en las fibras de las miradas,
Y nuestro linfático vino se vuelve amargo,
Agrio, rancio de vacuas palabras con recibo.
Mis polvorientos sueños cotizan con recargo,
Siguen esperando el sentido de esto que escribo.

Las pareces esbozan una ardiente batalla,
Persianas mutiladas por radiantes metrallas.
Las nubes son vencidas por lúcidos fotones,
Por un podrido futuro con final de luna;
Siento este amanecer una guerra de razones,
Tu cara morena y una triste canción de cuna…

domingo, 8 de mayo de 2011

Maltrechos galeones en el fondo de mis dramas



Maltrechos galeones en el fondo de mis dramas.
Maltrechos galeones en el fondo de mis dramas
Surcan amargos mares cargados de infinidades.
Hay atormentados vientos que levantan tempestades
En el ebrio lagrimal de las fracasadas camas.

Cabalgo por dunas infestadas de pretéritos
De quimeras inflamadas por mis rojas retinas,
Buscando los pasos de sirenas libres de espinas
Que malviven por mentiras ocultas en los mitos.

Me empeño en seguirle miento al silencio de mi espejo;
Su mirada es un eléctrico terror frío de vida,
Un sueño destrozado con sabor a carne herida.
Si pudiera habría salido ya de este reflejo…

Las calladas calles tallan vértices de oscuridad
Que engullen futuros intempestivos de mañanas,
De amaneceres de cielos exentos de desganas
Y atestados de ígneos iris imberbes sin piedad.

Vuelvo a encender otro cigarro, a quemar mis cenizas,
Y le demuestro a mi recuerdo que soy un gran perdedor,
Un verso de cardiacos fragmentos al mejor postor;
Rimas cárnicas de negras neurosis movedizas.

domingo, 1 de mayo de 2011

Me dijo


Me dijo
Me dijo: “Quédate, no te vayas” y yo le dije que era demasiado tarde.
Ella me prometió que volvería a por mis recuerdos;
Yo le aseguré que pronto los perdería en otra cama.
Ella me prometió que estos no tendrían ningún fin.
Yo le juré que no sabía de qué me hablaba.
Ella me prometió que nadie podría con nosotros.
Yo dibuje un abismo entre su corazón y mi sudor.
Ella me prometió que la vida recorrerá nuestras sienes.
Yo firmé contratos temporales con sábanas de seda.

Ella me ofreció su ser, yo le ofrecí mis palabras
Ella quería amarme y yo quería amarla sin mañana
Ella deseó volar por entre mis madrugadas
Yo le concedí un momento que se agotó al instante.

El tren partió destino al mar y ella dijo nunca más…
Las montañas se volvieron caparazones de serrín
Los mares eran carabelas de cemento armado
Las carreteras se abrían y se zampaban todo,
Los aviones sobrevolaban edificios en llamas
Y había bosques de cenizas que ardían en casa…

Mi cabeza ardía, se volvía inflamable en cada esquina.
Las venas se hinchaban de espinas sin flor.
El alcohol de mis neuronas vociferaba sin miedo,
Eran palabras conocidas, palabras que me ahogaban…
Recorrió mis galerías, mi montón de chatarra sin calma;
“Recuerdo el momento de las cosas que nunca sucedieron”.

Volví a abrazar su cuerpo, a fundirme en ella,
Nunca encontré un silencio más oscuro que su pelo.
Sus ojos se habían esparcido, su rostro era una esquela,
Sus carnes eran secas babosas calcinadas en el tiempo
Y su boca había volado a amplios y olvidados paraísos.
El espejo me recordó que todo fue mío y nada nuestro.
Que el nosotros se quedó en un instante marchito
Y que mis sienes comenzaban a dormirse sin sueño.
Ella me prometió que su blusa era de carmín de amor.
Yo le escupí mis recuerdos, sus lindos momentos.
Ella me devolvió un sinfín de silencios y un par de adiós.
Yo repté por entre sus piernas enflorecidas de agonía,
Le devolví mis recuerdos, mis errores y mis pasados.
Su silencio se volvió mordaz y me lanzó su último suspiro:
“Adiós. No sé quien será, pero ya no es quien algún día amó. “

Los contenedores se volvieron agrios de vida.
Los perros ladraron por mis sueños,
Enseñaban sus dientes entre espumosas babas.
Había novicias en celo que perdían su fe.
Las letrinas se cargaban de poesía interna
Y el polvo siguió siendo polvo; gris, todo gris.