lunes, 7 de diciembre de 2015

¿Cómo acabar aquel algo que nunca ha empezado?




¿Cómo acabar aquel algo que nunca ha empezado?

¿Cómo acabar aquel algo que nunca ha empezado?
Las ausencias me han hecho caminar en silencio,
Crear cimientos desde un quimérico tejado.
Por praderas de hormigón que persisten inertes,
Hoy arrastro mustio mi ascética melancolía,
La desazón humanitaria de quienes son fuertes.

Prorrogo la vida en mi memoria hasta la nada.
Tramito pagarés asépticos de ilusiones,
Avalado por tu atlántica y oscura mirada.
Detesto los cheques en blanco de tus palabras
Y los millones de ceros que invento tras ellas;
Anhelos que resultan pesadillas macabras.

Después están aquellas puertas entreabiertas,
El laberinto de tus destierros voluntarios
Y el rumor de dudas que me niego a creer ciertas.
Fantasmas con piel canela subyugan mi razón,
Prostituyo mis credos primitivos por llegar
Primero al kilómetro cero de tu corazón.

No cabe en tan poco léxico tanta decepción.
Asimilo con nostalgia tu afán errático;
Vivir deprisa, sin consecuencias ni excepción.
Ya penetraste antes las corazas de mi pecho;
Dos ojos, unos labios y toda tu existencia.
Y ahora, después de tanta nada, todo está hecho.

jueves, 20 de agosto de 2015

Soneto falso para una uruguaya de verdad



Soneto falso para una uruguaya de verdad

Su nombre es la batalla de mis miedos,
Un averno donde todo son celos.
Hay pasión en mis retóricos credos,
Pero no alcanzaré sutiles cielos.

Es abril la sangre de sus viñedos;
Bebo ira negra con fúnebres hielos.
Llevo en el pecho el dolor de los dedos
Que tejen de esterilidad los suelos.

Son migajas las que nutren mi vida,
Dadivosas migajas orientales
Que abrasan con inocencia mi herida.

La ilusión de ver en sus ojos mi huida,
Ojos que sin ser claros son cruciales
Para solo hacer el camino de ida.  

viernes, 2 de enero de 2015

Tragaluz



Tragaluz
Revisar fotos donde la ropa es tu piel
Y darme cuenta que hoy ya no es ayer.

Araño las migajas marchitas de despedidas
Que parecen sacadas de cuentos mortuorios;
Pupilas engalanadas con dudas deslucidas,
Como envites al as de copas de los crematorios.
Una parábola surcada por euclídeas saetas
Corrobora que no es cierta la verdad infinita.
Paráfrasis aceptadas por correctores de metas
Acicalan su variable más constante: la dinamita.
Y es que todo es destrucción y altanería:
Dependencias prescritas del libro de la vida.
Volvemos a principios genéticos sin sentidos,
A la calma soleada de una cama en madrugada.
Todo ello sin saber si eso tiene o no latidos,
O si la analogía del rellano es algo más que la nada.

Después vienen las retrospecciones insondables,
El marchito aleteo de pájaros de mil cabezas
Que se desvanecen en reproches incunables;
A este rompecabezas siempre le sobran piezas.

Sin embargo, luego vuelve la senda dorada,
Esa que las huellas dejan en hileras de tacones,
Como frías culebras eléctricas en espantada.
Creo que a este poema no le caben más tachones.
Las palabras confitadas por promesas carnales,
Son quizás la verdad más próxima a la realidad.
¿Cuestionar el virtuoso azar al deshojar una rosa
O elegir aquella que con certeza nos dé la seguridad?
El dilema es si volver o no a beber de la bilis amorosa.

Abogo por la sinergia del calor de los labios fractales
Que esconde el siempre ardiente monte de Venus,
Pero no es el placer encubierto de los frutales,
Sino la soledad de la dupla entre el yo y el tú
Que rara vez es algo más que el sol por el tragaluz.