Al final de la barra apareció un maloliente y desdentado viejo que tras escupir sobre aquel suelo pegajoso, avanzó con paso firme hacia aquella infernal esquela…
En la calle, las prostitutas miraban desde sus inmorales ventanas y los jóvenes se inventaban otro mañana. Tras el espeso olor de la pólvora, aquella figura satánica se encontraba derramada por el suelo. Esta sería una derrota que no volvería a recordar…