La noche estrellada (Vincent Van Gogh) |
Recuerdo
Tengo espesa toda la sangre de mis negras venas,
Un triste corazón herido de silencio oscuro,
Entre mis blancos dientes el peso de las cadenas
Y por mis poros brotan sueños de un viejo inmaduro
Se hacen cada vez más sospechosas las frías noches,
Las tercas farolas tararean su eterna canción,
Las calles se desnudan en los faros de los coches
Y las tiernas cunas duermen vacías de futuro
Las personas se hacen invisibles por las aceras,
Son como hojas otoñales de un árbol erizado.
Desde mi mañana soy el señor de sus caderas,
El que monta al sol cada noche de cielo calado
Su cuerpo se derrite entre mis lascivas migrañas,
Su mirada (ay Dios) ungida en sendos tronos lunares,
Ese mirar oculto en sus regalicias pestañas,
Quien los pudiese volver a sentir por mis altares.
La dulce luna recoge su vestido de estrellas,
Es hora de devolver las pesadas redes al mar,
De borrar el significado opuesto de tus huellas,
Es hora de que este recuerdo tenga que acabar.