viernes, 18 de febrero de 2011

Recuerdo.

La noche estrellada (Vincent Van Gogh)

Recuerdo
Tengo espesa toda la sangre de mis negras venas,
Un triste corazón herido de silencio oscuro,
Entre mis blancos dientes el peso de las cadenas
Y por mis poros brotan sueños de un viejo inmaduro

Se hacen cada vez más sospechosas las frías noches,
Las tercas farolas tararean su eterna canción,
Las calles se desnudan en los faros de los coches
Y las tiernas cunas duermen vacías de futuro

Las personas se hacen invisibles por las aceras,
Son como hojas otoñales de un árbol erizado.
Desde mi mañana soy el señor de sus caderas,
El que monta al sol cada noche de cielo calado

Su cuerpo se derrite entre mis lascivas migrañas,
Su mirada (ay Dios) ungida en sendos tronos lunares,
Ese mirar oculto en sus regalicias pestañas,
Quien los pudiese volver a sentir por mis altares.

La dulce luna recoge su vestido de estrellas,
Es hora de devolver las pesadas redes al mar,
De borrar el significado opuesto de tus huellas,
Es hora de que este recuerdo tenga que acabar.

1 comentario:

  1. Me encanta despertar y encontrar tu blog esperándome. Me tomo el café caliente pero tus palabras hacen que baje despacio y escarchado.

    Las calles mancilladas y reventadas, la luna, brillante circulo sobrevalorado que hace que poetas cantasen por ella, aventureros murieran por la subida de la marea y como trabajo perenne, reloj femenino. Mirar más allá de las 4 paredes de mi habitación siempre inspiró la pena. Mirarse las manos inspira, cuando ya pasó la impaciencia y la desgana, la derrota. Cuando miro fuera, la repulsión es lo más bonito que podría salir de la tinta de mi pluma y más si el recuerdo de un hecho se tatúa hasta en el aire cancerigeno que pare este entorno desalentado.
    Un beso Galie. Encontrar más pesadez en tus palabras que en las mías me reconforta (por extraño que parezca)

    :)

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