martes, 7 de mayo de 2013

Arquitectura emocional



Arquitectura emocional

Las aceras esculpen la culpa de mis huellas.
Veo borrachos que blasfeman entre la niebla,
Con ojos que arrasan el eco de las estrellas
Y enturbian la calma con su etílica tiniebla.


Una princesa reza su miseria de carmín
Junto a la luna, a la sombra de una negra esquina.
Algunas pupilas bajan hasta los infiernos
Y pagan el pasaje con recetas y cocaína.


Algunos soplan la caspa del horizonte
Con los Alpes descendiendo por sus arterias.
Otros roban entre mentiras a Caronte
Un hálito oculto de pasiones binarias.


El cielo queda tan lejos como una sonrisa.
Eso del paraíso es otra historia de cuento.
Miradas de plomo reverberan en la prisa
Y el amor no deja de ser un tanto por ciento.


Los milagros son rachas de viento por tu pelo.
Si tengo fe en algo, es en aquello que no existe,
En ese humo blanco que moldeo con mi mente
Y extrapolo a cualquier caricia que se despiste.


Un dios titiritero manipula los hilos.
Un dios con nombre de razón, sentido o pánico:
Razón de seguir cada mañana en asilos,
Sentido de nada y pánico a lo crítico.


La farsa aduce a las existencias constantes,
Como el gemido tácito de las ventanas.
Y la verdad fondea en costas implorantes
Que naufragan al alba todas las mañanas.

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