sábado, 19 de noviembre de 2011

Príncipes y Magdalenas



Príncipes y Magdalenas.

Esta madrugada el frío es de acero;
He subido a soñar a la azotea,
A ordenar las estrellas en el cielo
Y a escuchar el lamento de la noche.

La nocturna linfa lunar chorrea
Sobre la escarcha de un oscuro coche
Donde el amor es un aguijón de hielo
Clavado en las faldas de las prójimas
Que cansadas de tiempo y de lágrimas,
Se hunden en las babas de otro fantoche.

Las piedras hierven con la espesa llama
Que escupe el estornudo de un mechero
En el parque de los sueños vencidos,
Donde la calma huye en una humareda
De onírica paz de cielos fundidos
Que aúllan por una estelar vereda.

Con el foco artificial de un lucero,
La luna se esconde de las antenas
Que cuelgan de los lustrosos palacios
Repletos de sagaces hordas de hienas,
Latente carroña sin sentimientos
Guiada por infinidad de prejuicios.

Se podía masticar la humedad
Que susurraba el humo del cigarro.
Los besos erizaban las costillas
En la nocturna ventana del tercero
Y la melodía oculta en el barro
Se deshacía en las frías cosquillas
Que acariciaban el dolor certero
De una súplica que ardía en el cielo.

Cuando se desplomó la puerta de atrás
Ondeaba el silencio de un billete
Manchado con el lamento del carmín
Borrado con sacrílegas caricias.
Ella esperaba perdida un jinete
Que hiciera olvidar sus agrias memorias
De madrugadas bajo una farola
Y de miedos más tiernos que su vida.

“Pobres de ellas” murmuran las vecinas
Mientras las observan en las esquinas.

Los príncipes no aman dulces princesas
Que olvidan sus besos en carreteras
En que la oscuridad se hace aún más negra.

Piensan que la mar es un paraíso
De cruceros que atracan en Mónaco.
No saben del hambre de las pateras
Ni del dictador fuego maníaco
Que domina la ilusión del África.
No conocen el frío de Siberia,
Ni los bombardeos de Palestina.
Ellos saben de viajes en Iberia
Y de champán después de la lubina.

Los príncipes no aman a las fulanas
Que olvidan sus labios en otras guerras.
Los príncipes no saben de mañanas,
No saben de la lluvia ni del frío.
No saben lo que valen estas perras.

3 comentarios:

  1. tremendo poema!, ya te dije me fascinan tus metáforas galienses, barrocas, obscuras y bellas1
    un saludo amigo!

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  2. Hermano me ha gustado mucho. Te felicito.
    Cuidate. Nos vemos

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  3. Tengo un problema, vivo con la obsesión de mujeres caras y putas baratas... No es un concepto extraño, pero el amor me causa tanto daño, me sale siempre tan sumamente caro.

    Hay personas que no valoran las palabras, las miradas y las caricias sin recibo... Yo amo la soledad de las personas que roban la felicidad a un asiento de atrás que huye en las esquinas de depósitos exentos de gasolina.

    Saludo mi querida bonaerense.

    Hermano, espero que no sea la última vez que pases por aquí, sabes que siempre eres bien recibido.

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