Febrero
Un vulgar adiós mustio aleja la realidad
De días carroñeros que amenazan la ley.
La rutina de un desierto clamando piedad
No es suficiente para amortajar este buey.
Que silbaba en cada milímetro de ruina
Donde bordaba mis ribetes con tu acento.
Algunos muy presentes y otros imperfectos;
Kilómetros de paz y naufragios oscuros,
Erigiendo desde el azul nuestros proyectos.
Celos desmedidos de lunas imposibles,
Gemidos suaves por las ardientes esquinas.
Alarmas que desafiaban nuestra ambrosía
Y ponían en jaque el café y las tostadas;
Pieles que se rasgaban con alevosía.
Llenó de lágrimas esta sed de recuerdos
Que ya no retornarán al repositorio.
Y volverán etéreos los rayos de sol,
Perfilando un suave damero desgarrador
Donde partida es sólo sinónimo de adiós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario