martes, 26 de octubre de 2010

La absurda realidad del TODO


Aún no encontré la noche en la que me hallase sólo conmigo… Hay personas que piensan que están solas, piensan así porque no logran ver a través de sus propios ojos. Normalmente, solemos buscar en otras vidas lo que no queremos ver en las nuestras. La soledad es la realidad de lo material en nuestro camino hacia el final del sinsentido de la vida; nunca nos encontraremos solos, siempre caerá sobre nosotros la terrible y dolorosa realidad de ser, el destino. Seguro que existen infinidad de palabras con las cuales podemos designar al destino, pero al final, es la misma definición, la misma sustancia. ¿Acaso el ser humano no está destinado desde el principio a morir? Si eso es así, ¿Qué motivos hay para dudar del destino? No sé, yo creo que la realidad es indudable, pero cada persona debe de conocer su realidad, antes de delimitar lo ficticia de ella.

2 comentarios:

  1. La realidad no siempre está llena de soledad. Somos quienes somos porque existen personas que nos hacen, nos conforman, nos acompañan.
    Os dejo un cuento...
    Cuando Galie apareció me trajo una retahíla de palabras cargadas de cariño y de sentidos. De complicidad, de independencia diferente. A lo largo de casi cuatro años Galie ha ido llenando poco a poco de metáforas mis días y los suyos, ha ido avanzando, ha agrandado sus miras, se ha mantenido fiel a sí mismo, a sus principios, tan lejos de todo, del barullo y del sentido de la corriente...
    A lo largo de casi cuatro años nos hemos acompañado en la tristeza, hemos tenido triste el vino, me he visto reflejada en sus espejos y siempre me he visto abrigada en sus palabras.
    Qué más podría decirle yo...

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  2. Silabaria, tus palabras son para mi como el sol en la madruga o como miles de millones de dulces y mortíferos misiles de estrellas haciendo blanco en mi ser.

    Como ya sabes, para mi es un placer poder leer tus letras y, en algunas escasas pero deliciosas escasiones, poder oirlas de tu siempre diáfana y acaramelada voz.

    Tras leer tu cuento, no puedo mas que vislumbrar un pasado lleno de hechos por hacer y anécdotas acaecidas de forma más o menos fortuitas... pero realmente lo que me inunda es la sensación de tiempo y nostalgia. Antes, hubo un tiempo en que no conocía aún tu soledad, el hueco en mi ser sin tus palabras, pero hoy, sé lo que es la falta de un horario fijado y de tu presencia mas allá de las miradas inocentes de mis alrededores...

    Gracias por todo y por ser como eres, de corazón.

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