lunes, 14 de marzo de 2011

La paz donde solía dormir se agota


La paz donde solía dormir se agota

La paz donde solía dormir se agota,
Explota en bombas de whisky la soledad
Y en arcadas ácidas por la derrota,
Se llenan de malvas las caras sin edad.
Las madres engendran devueltos bolsillos
Que arderán desnudos a luz de la mañana
Sobre un cadalso de ánimas de cuchillos;
Juicio sobre el jardín de pólvora humana.

La tierra se abre y vacía sus vísceras:
Intestinos rebosantes de mentiras,
Un enfermo estomago lleno de ulceras
Y un ebrio hígado cargado de tristes iras.
Una erupción de sangre coagulada,
Perfumada con la esencia de sus miedos,
Es el vómito gris de la madrugada,
El que aplasta a la luna contra mis dedos.

El sol se desabrocha su camisa de estrellas,
Arañando el horizonte con su sombra;
La piel ardiente de almas de botellas
Y con camas nocturnas que nunca nombra.
La luz es negra y vivo rojo el recuerdo,
El silencio sobre la oscuridad del día;
Y es que este triste mundo no es para el cuerdo,
Sino para aquel que siente su eufonía.

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