martes, 12 de abril de 2011

Noche


Noche.

Oigo el aire pasar por entre mis párpados
(Es fascínate este carcomido silencio)
Entre oscuras sombras de miembros separados
Y duelos de verbos en el eterno vacio.

A mí alrededor se derrumban las estrellas,
Caen firmamentos saturados sobre el techo
De mis frías consumidas sienes sin huellas;
Un páramo de grises brumas por el pecho.

Mis negros pulmones se llenan de infinito,
De ese infinito que escolta a las madrugadas
Entre espirales de eléctrico humo marchito
Que se esfuma por las leves redes doradas.

Ya no existen vírgenes praderas en mi piel,
La gélida luz ha consumido mis poros.
La noche se llena de retratos color miel;
Se desploman fragmentos de sueños sonoros.

Mis pasos desaparecen en el camino,
Saben que llegaran tarde a ninguna parte;
No tengo prisa por coronar el espino
Y arrebatarle el dulce carmín al dios Marte.

El negro empieza a desteñirse en la persiana;
La ventana se vuelve un ardiente damero.
Es el final, jaque mate de la mañana;
La noche se ha consumido en mi cenicero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario