sábado, 30 de abril de 2011

Existen marineros


Existen marineros
Existen marineros que jamás vieron la mar,
Esa mar en la que naufragar en la oscuridad
No es tan doloroso como un silencio sin final,
Como ese momento que te sacude sin piedad.

Las niñas del puerto se dejan amar por nada:
Cuatro duros por millones de embreados besos;
Resbalan los sueños en la desnudez callada
Y gimen las sirenas tras los turbios sucesos.

El enmohecido almíbar sobre las tempestades
Se esparce por las arrugas de todo el litoral,
Rellena los poros agotados de mitades
Embelleciendo la espumosa corona floral.

Las dunas se retuercen, se quiebra su lamento;
La sal burbujea entre los poros ateridos
Y no, esto no es algo que se olvide con el tiempo,
Es una condena en branquias de sueños perdidos.

Toda la culpa de lo que no ocurre en mi vida
Son perpetuas galeras exentas de equipaje;
Exhaustas velas ciegas tras una masa herida
Que acompaña a mis entrañas durante este viaje.

¿Gaviotas sobrevolando por nuestras ideas?
No, quedan islas tras esta maldita resaca.
Debe existir un paraíso tras las mareas,
Un remate para esta mirada de alma opaca.

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