El viento mece la ropa tendida
El viento mece la ropa tendida,
La eleva, la arruga y la deja caer.
Las pinzas apenas esperan nada;
Estar ahí sin más, dejarse mecer.
Se retuercen las ventanas blindadas;
Se moldean mares en los cristales.
El sol lucha por besarte en la cama,
Por adornar tus cabellos puñales.
Los recuerdos reclaman un destino;
La vida es dura, tal vez infinita…
La vida, tu vida, mi eterna vida,
Retales de una herida fortuita.
Los pájaros con alma de grafito
Amedrantan con su trinar oscuro
A un cielo cargado de negras nubes
Que se embriagan con aires de futuro.
El firmamento es una cristalera
Ahogada frente a un nocturno espejo,
Un jacuzzi de estrellas doradas
Con un cierto sabor a ron añejo.
Truenan las descarnadas olas del mar,
Besan a los guijarros con su espuma.
El marero se vuelve roja sangre
Que se desliza tras la espesa bruma.
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