jueves, 1 de septiembre de 2011

Sucede


Sucede.

Sucede que mis ojos ya no saben mirar,
Y que mi voz y mi boca se hallan de bronca.

Sucede que la vida se va en la mañana
Con las legañas al romper el horizonte.

Se retuercen las sirenas en las esquinas
Donde la imaginación se pierde en escotes,
Mientras se desnuda un amanecer carmesí
Abrazado al sofoco triste de mil trotes.

Sucede que las huellas están ya cansadas
De perseguir los pasos hacía el futuro.

Sucede que mis dedos rozan otros labios
Y que tu dulce silencio ya no me escucha.

Me ahogo perenne sobre un vaso con hielo,
Frente a los ecos crápulas del televisor,
Con el amor de saldo agotado en minutas
Y este verso tiritando en el retrovisor.

Sucede que los espejos cambian de estación
Y mis negras pupilas llegan siempre tarde.

Sucede que fuera la frágil calle calla.
Sucede que no sucede nada y me pierdo.

Los bancos descansan cubiertos de cenizas
Y silente gira una colilla encendida.
Las horas caen como rayos espectrales;
Se hace tarde en esta desalmada avenida.

Sucede que me canso de ser humanidad,
De buscar principios y encontrar despedidas.

Sucede que estás palabras no son benditas
Y que mientras todo nace, tú te marchitas.

Tengo el tímpano intoxicado de palabras,
El paladar infectado de mendicidad
Maltratada a las puertas de la madrugada
Y el recuerdo enfermo de irascible eternidad.

Sucede que me canso de amar y de esperar
A que un próximo aciago día sea mejor.

Sucede que la noche me devora en sueños
Y que los sueños siempre me conducen a ti.

3 comentarios:

  1. Sucede..que cada vez escribís mejor, o sea sucede mucho!

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  2. Diría que siento cada palabra que leo de ti
    Sé que sabes lo que eso significa.
    "Sabes decir"
    "Sabes comunicar"...
    y lo mejor de todo es que sabes soñar aún moviéndote en sueños desgarrados.
    Solo puedo decirte...
    ¡Adelante POETA!.

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  3. A veces es fácil, teniendo las palabras, a veces es fácil. En otras ocasiones, aún con las palabras más precisas, es imposible poder describir algunas sensaciones, momentos, olores, colores...

    Sucede que a veces no tengo más remedio que callar, cerrar los ojos y dejar que sean mis venas quienes escriban con el relinchar de este corazón alquitranado y enfermo de taciturnidad. Entonces es el verso quien me devuelve a la realidad, al silencio de las noches nubladas, al frío de una cama para dos y a los mares llenos de espumas blancas que crepitan en el aire...

    Ustedes son las poetas, yo no soy más que polvo entre las cenizas de un verso inexistente, abandonado entre las colillas de un cenicero o en el hielo cansado de una mañana borracha de lunas.

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